miércoles, 30 de enero de 2013

INICIACIÓN A LA MEDITACIÓN


INICIACIÓN A LA MEDITACIÓN

 Cuando entramos en meditación establecemos contacto con nuestra esencia interna.

Un principiante o un no iniciado podría pensar que esto es muy difícil ya que no identifica con claridad aquello que lleva dentro. Sin embargo, establecemos contacto con ello espontáneamente en muchas ocasiones durante la vida diaria. No lo reconocemos porque no hemos aprendido a nombrarlo.
 Vamos  a identificarlo.
¿Te das cuenta de esos momentos en los que, de pronto, vuelves en ti porque durante un rato, sin darte cuenta, tu cabeza se paró, dejaste de pensar y el mundo alrededor desapareció? ¿Dónde estabas en esos momentos? La respuesta es: en tu interior. ¿Y qué hay allí? Encuentras paz, silencio, bienestar, descanso... y la respuesta  a ese problema que antes no hallabas.
Otras veces, ya cansado de pensar y harto de buscar una idea nueva, dejas todo de lado, te olvidas, te das la vuelta y en ese momento... ya lo tienes, acabas de encontrarla! ¿De dónde  ha venido la solución? La explicación es: en ese instante de silencio que has hecho sin querer al abandonarlo TODO y no pensar, has entrado en contacto con tu esencia por un instante.
Las ideas brillantes vienen de la esencia, la mente solo las analiza y les da forma.

Ahora que ya lo identificamos vamos a aprender a repetirlo a voluntad.
CÓMO EMPEZAR A MEDITAR.
1.   LA POSTURA
2.   RELAJANDO LA MENTE
3.   BUSCANDO LA LUZ
4.   SANÁNDOSE


1.      LA POSTURA
-          Escoge un momento del día  en que no tengas prisa. 
-          Escoge un lugar tranquilo que sea de tu gusto.
-          Antes de empezar desperézate, estírate, dóblate, agáchate, bosteza...  haz lo que sea necesario para que tu cuerpo pierda  rigidez o inquietud, así no necesitarás moverte durante la meditación.
       
    -  Siéntate cómodamente con la espalda recta. Puedes elegir una silla, un cojín en el suelo, un zafú o un banquito de meditación. Busca uno que sea cómodo para ti, en el que puedas olvidarte de la postura una vez que hayas empezado.
     - No levantes la barbilla  ni la bajes en exceso, busca una posición natural. Relaja los hombros y descansa las manos sobre las piernas. Olvídate de ellas, no es imprescindible hacer mudras (posturas con los dedos) y, de momento, pueden distraerte.
-          Ahora presta atención a tu rostro y relaja el entrecejo, esto sí es importante. Puedes ayudarte levantando y bajando las cejas varias veces. Cuando lo hayas conseguido vete bajando poco a poco y soltando la tensión de todas las zonas del cuerpo hasta llegar a los dedos de los pies. ¿Estás a gusto?

2. RELAJANDO LA MENTE

- Presta atención a tu mente: observa cómo llegan pensamientos,  recuerdos, palabras... no agarres ninguno  y no les des vueltas, déjalos ir y observa cómo llegan otros. Imagina que cada uno es una nube en tu cielo y que el viento se los lleva lejos. Eso calma la mente.  DISFRUTA DE LA QUIETUD QUE CONSIGAS.
-          Si hay ruidos del exterior no importa, son parte de la vida y están bien. Si te molestan eso es una nube en tu cielo, haz que el viento se lleve tu emoción.
En este estado entras en contacto con tu Interior. Practícalo y aprende a escuchar su Voz.
(Si quieres, puedes seguir meditando y aprender a sanarte. Si es así continúa.)

3. BUSCANDO LA LUZ
Ya estás preparado para lo importante.
Presta atención al centro de la frente y busca una sensación luminosa. Esa luz existe, pero de momento no es imprescindible que la veas, puedes imaginarla o centrarte en la sensación de bienestar que has conseguido. (Algunas veces en la cama con los ojos cerrados, puedes tener la sensación de que hay una luz encendida. También puedes apretar ligeramente los ojos para ubicarla.)

· Visualiza la luz expandiéndose dentro de la cabeza y disfruta de cómo  limpia y calma tu mente. Gana claridad mental.
Haz esto LENTAMENTE, a tu ritmo.
· Bájala a la garganta y limpia con ella todo resto de malas palabras que hayas pronunciado, con las que hayas podido herir a otras personas o al mundo.

· Llévala a la altura del corazón y limpia todos los temores, tristezas y preocupaciones. Observa como el  corazón se hace más cálido y se expande.
· Colócala debajo del esternón y percibe como los enfados se diluyen. Te haces firme pero cariñoso/a.
· Déjala bajar lentamente hasta el ombligo y limpia allí todo resto de emociones estancadas. Ahora eres libre para permitirte sentir y expresar sensibilidad hacia otros y hacia el planeta, sin sensiblería.
· Por último colócala a la altura del pubis y limpia todo aquello que te impide disfrutar la vida con cada uno de sus pequeños placeres.



Date cuenta de cómo todo tu cuerpo, tu mente y tus emociones han cambiado.
Te sientes Luz.
Eres Luz.
Déjate estar tranquilo/a disfrutando de quien eres ahora.
ÉSTE/A ERES TÚ SIN TODA ESA CARGA QUE LLEVABAS. 

¡Enhorabuena, ya sabes meditar!

¡Ahora todas tus ideas serán luminosas!


                                                                              

                                                            IN ALECH ALAKÉN
(Yo soy otro tú)

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